Poderosa izquierda | El descanso del Guerrero

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El de arriba es el título de un film de 1962 dirigido por Roger Vadim y protagonizado por la actriz gala Brigitte Bardot, un símbolo sexual de entonces, basado en la exitosa novela homónima de 1958 de la francesa Christiane Rochefort, tomado prestado para esta columna acerca de la leyenda viva del boxeo Manny ”PacMan” Pacquiao, único 9 veces campeón mundial en 8 distintas categorías, sorpresivamente frustrado el pasado sábado en su afán de destronar al cubano Yordenis Ugás, quien retuvo por decisión unánime el fajín welter súper de la Asociación Mundial de Boxeo, en el T-Mobile Arena de Las Vegas, Nevada.

Lo de “reposo…” lo usamos para poner de bulto lo que pensamos debería hacer el filipino, esto es disfrutar ahora en paz de la fama y la fortuna, en vista de esa opaca actuación que dejó en evidencia que ya su cuerpo no resiste el exigente esfuerzo del ring después de 26 años activo, período en el cual se consagró como uno de los mejores púgiles de cualquier era.

El sábado vimos por TV a un Pacquiao (con 62-8-2, 39 nocauts, 3 en contra) muy distante del peleador que antes parecía un volcán en erupción, ya con 42 años e inactivo durante 763 días, cuando superó a los puntos por decisión controversial a Keith Thurman. En
cuanto a Ugás (que quedó en 27-4-0, 12 KO), exiliado y radicado en Miami, mostró recursos loables pero nada extraordinarios, salvo por una certera derecha en recto, un rápido jab y buen contragolpeador. Él manejó con eficacia los tiempos y así el fallo de
115-113 y un doble 116-112, hizo justicia a lo ocurrido en un local repleto de aficionados– a pesar de la pandemia–, atraídos por el imán que es el tagalo.

La pelea no fue nada espectacular. Por el contrario fueron 12 rounds más bien repetitivos, en los que el antillano de 35 años nacido en Santiago de Cuba (cuna de un inmortal del boxeo, José Ángel “Mantequilla” Nápoles) mantuvo sin variantes el plan de
pelea trazado por su esquina: espero en calma los ataques para contragolpear y contuvo a Pacquiao con la derecha como ariete defensivo y ofensivo.

Así, el veredicto no sorprendió ni fue objetado. El propio Pacquiao dio crédito a Ugás, de quien dijo “es un buen peleador. Hizo un gran trabajo”, un noble elogio para el hoy protagonista de quizás el más clamoroso triunfo del boxeo profesional cubano en toda su
historia.

El descanso del guerrero

Manny Pacquiao ya no tiene que probarle nada a nadie, a ningún aficionado del boxeo en el mundo. Hay una global coincidencia en aseverar que es uno de los más eximios boxeadores en casi siglo y medio de la actividad, resurrecta desde cuando Inglaterra, a
fines del XIX modernizó y reglamentó la disciplina cuyo origen, en Abisinia o Egipto, se remonta a unos 7 mil años, de acuerdo con los historiadores.

Del púgil filipino dijo hace un tiempo el famoso promotor Bob Arum, presidente de la empresa Top Rank, que “es el mejor peleador que he visto en mi vida. Incluido Ali.”, opinión discutible, pero no calificable de exabrupto. Quien lo dice ha visto cientos de miles
de peleas y de peleadores y algo debe saber de lo que habla.

Tomemos en consideración que en los cientos de año del boxeo moderno ningún boxeador ha sido campeón del mundo en tantas categorías. Pacquiao ha reinado en los pesos mosca (CMB), supergallo (FIB), pluma (The Ring), superpluma (CMB), ligero ((CMB),
superligero (The Ring), welter (AMB y CMB) y superwelter, mediano junior o mediano ligero (AMB y OMB); esto es, desde los 50,802 kilos (112 libras) hasta los 69,853 kilos (154 libras).

En 16 años sobre los cuadriláteros y profesional desde los 16, “PacMan” ha llenado las páginas del boxeo de combates memorables. Bastaría con citar sus candentes choques con los mexicanos Marcos Barrera, Erick Morales y Juan Manuel Márquez, a quienes enfrentó 2, 3 y 4 veces, respectivamente, con balances de 2-0, 2–1 y 3-1; contra Oscar de la Hoya, a quien noqueó en 8 tramos el 6 de diciembre de 2008; ante Floyd Mayweather en la llamada Pelea del Siglo en mayo de 2015, que perdió en decisión que rechazó y con Timothy Bradley, Shane Mosley, Miguel Cotto, Jessie Vargas…

En abril de 2016, poco después de haber vencido a Timothy Bradley anunció su retiro oficial, pero en noviembre del mismo año volvió a ponerse los guantes para medirse a Jessie Vargas para acreditarse un nuevo triunfo.

Cantante, actor, político, aparte de boxeador, este polifacético deportista es actualmente senador del parlamento de Filipinas y corre el rumor de que se lanzará, en mayo del año entrante, a la carrera o a la pelea por la presidencia de un país que se paraliza cuando el sube al ensogado.

Solo a unos pocos minutos de su decepción frente a Ugás, Pacquiao deslizó a los periodistas que pronto dirá a sus compatriotas y al mundo lo que hará. Si sigue en el boxeo o si, por el contrario, la política será su nuevo campo de acción.

Desde aquí, desde muy lejos de donde él está, pensamos que es la hora de decir adiós. Que debe evitar el riesgo de empañar una carrera tan luminosa, como es la suya. Es tiempo ya de que el guerrero, al fin, vaya al reposo.

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